¿Cuántas veces se ha fallado a sí mismo en compromisos de cambio que hizo en año nuevo? ¿Cuántas veces le ha prometido a un ser querido que va a cambiar pero no hace nada al respecto? Posiblemente, la respuesta sea, muchas veces. Hay varios obstáculos que impiden el cambio, nuestros hábitos, nuestra formación, nuestras creencias, entre otros.
A un rey le regalaron dos águilas, una volaba lindo, pero la otra se mantenía en la rama de un árbol. El rey estaba desesperado por hacer volar su águila. Contrató a todos los expertos del reino pero ninguno pudo lograr que el águila despegue. El rey entonces dio una recompensa al ciudadano que pudiera resolver el problema. Un día vino una persona humilde del campo y le dijo que podría hacerla volar. Pasaron unos pocos minutos y el águila ya estaba volando en el cielo. El rey muy agradecido le dio la recompensa y le preguntó: ¿Cómo lo hizo? El campesino respondió: “Muy fácil, le corté la rama del árbol y no tuvo otra opción que volar”.
Lo mejor es que nosotros mismos lo hagamos, antes que la vida nos corte la rama y tengamos que hacerlo. Tomar conciencia y digerir nuestra sensación de pérdida inconsciente nos impulsa a volar.
Reflexione sobre lo que quisiera cambiar como persona. Luego piense en cuál sería su pérdida. Evalúe en qué medida es una pérdida real o en qué medida está sobrestimando las consecuencias.
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