Albert Camus escribió: "En pleno invierno, descubrí que abrigaba en mi interior un verano invencible". No descubrimos lo fuerte y resistentes que somos en realidad, hasta que nos enfrentamos a alguna adversidad que llena nuestro pensamiento de tensión y nuestro corazón de dolor. Entonces nos damos cuenta de que todos albergamos en nuestro interior el valor y la capacidad de dominar las peores curvas del camino de la vida.
Para mejorar tu vida primero tienes que mejorar tus pensamientos. O como dice el viejo refrán: "Vemos el mundo no como es, sino como somos".
El don más importante del ser humano es la capacidad de reformular y reinterpretar una circunstancia difícil de una manera más creativa y útil. Los perros no pueden hacer esto, ni tampoco los gatos. Ni siquiera los monos pueden hacerlo. Este don solo nos pertenece a nosotros y es parte de lo que nos hace humanos. Culpar a nuestras circunstancias de cómo nos sentimos, no es sino una excusa barata. Cuando nos enfrentamos a algún problema, debemos tener el valor de asumir nuestra responsabilidad por la situación en la que nos encontramos, sea la que fuere, y luego darnos cuenta de que también tenemos la capacidad de utilizar ese revés en nuestro beneficio. Los reveses más duros de la vida siempre desvelan las bendiciones más grandes de la vida.
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